9/21/2020

Soy el impostor entre nosotros

Erase una vez un pequeño tripulante rosa que tenía el poder de viajar entre dimensiones, pero nunca en el tiempo, por lo que siempre aterrizaba en el mismo lugar: una nave con otros tripulantes de distintos trajes coloridos. 

La primera vez que subió a aquella nave, su misión era clara: matar a los demás tripulantes y sabotear la misión. Quizás en aquella época aún era demasiado joven, posiblemente un pobre inexperto, pero de alguna manera se las arregló para acabar con todos sin que nadie sospechara de él.

La victoria era preciosa, lo mejor que podía pasarle, por lo que volvió a repetir aquella misión en otros universos, cumpliendo siempre con su papel de asesino silencioso. Rosa no era perfecto, por lo que alguna que otra vez llegó a fallar, pero aún así, siguió repitiendo aquella misión hasta volverse un experto, el mejor. 

Por el camino no solo tuvo que mentir, sino también traicionar de vez en cuando a varios compañeros impostores, para que las sospechas no cayeran sobre él. Lo que comenzó siendo como una pequeña probada al mundo del crimen, acabó convirtiéndose en su día a día. A Rosa siempre le tocaba ser impostor; daba igual cuantas veces repitiese aquella misión interminable, a cuantas dimensiones distintas viajara: su destino jamás cambiaría. Al principio parecía divertido, pues era algo distinto a lo que había vivido hasta ahora en su vida diaria; después se volvió algo rutinario, por lo que se volvió un especialista del homicidio, un maestro del engaño; pero cuando vio que aquél resultado jamás cambiaría, acabó odiándolo. Observaba con envidia como otros tripulantes hacían las tareas de la nave (él aún era incapaz); como se formaban pequeños grupos de los que él nunca sería una parte real; como podían tener la posibilidad de quererse y amarse entre ellos, sin tener que poner su oscuro trabajo por delante.

Rosa odiaba aquella vida, pero ahora era su vida. "Vaya, otra vez soy el impostor ¡Qué sorpresa!" Pensó con un tono sarcástico dentro de su ahora perturbada cabeza. Sonrió cansado antes de volver a repetir su macabra misión.


"Puede que mi misión sea falsa, pero mis sentimientos no"

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