9/25/2020

El deseo que nunca cumplieron las bolas de dragón

 Goku se sentía más débil que nunca, intentaba luchar por mantenerse despierto mientras acariciaba las sábanas de su cama con sus ahora deshinchados brazos. Odiaba esa sensación, pero los doctores le habían avisado de que aquello era normal los primeros días de sobriedad. El saiyajin había dejado de inyectarse esteroides hace relativamente poco, y su cuerpo notaba aquella falta de energía exterior que antes una jeringuilla le regalaba.

    —Desde que estoy en este centro de desintoxicación he perdido bastante músculo. —Comentó Goku a su amigo Vegeta, con algo de tristeza en su tono.

    —Esto te pasa por consumir esa mierda. —Respondió con cierto enfado. A pesar de lo mucho que le dolía ver así a Goku, Vegeta intentaba seguir comportándose igual que siempre. Aquello no solo había destrozado al joven saiyajin, sino también a su familia, a sus hijos, a sus amigos.

La antigua adición por las peleas de Goku había sido el principal causante de todos sus problemas. Lo que ya estaba hecho no podía arreglarse, pero ahora su futuro era su decisión.

    —Si quieres, cuando acabes con la recuperación podemos entrenar juntos y sacar músculos sin esas mierdas ¿Te parece? —Sonrió, algo cabreado aún Vegeta. Sabía que a su amigo le gustaba estar fuerte, y eso estaba bien, siempre que fuese algo sano y controlado. Él mismo había sido quien había llevado a Goku a aquella clínica de desintoxicación. Los amigos del saiyajin llevaban demasiado tiempo con él como para darse cuenta de lo que estaba viviendo su amigo, pero Vegeta, que había tenido la oportunidad de ver todo desde fuera, supo en seguida lo que pasaba.

    —Me parece genial, Vegeta. 

    —Perfecto, pero te tendré que vigilar de cerca, insecto. —A pesar de parecer enfadado, era su forma de demostrar amor, y eso el saiyajin lo sabía. 

    —Gracias, Vegeta. —Goku le regaló una sonrisa amistosa a su camarada. 

Antaño, el saiyajin jamás se hubiera imaginado saliendo de aquél pozo de desesperación y anabolizantes en el que había caído, pero ahora sabía que no estaba sólo. Era su batalla más difícil, sí, pero sabía que con el apoyo de Vegeta y los demás, podría ganarla.

Goku se sentía débil físicamente, pero sabía que una vez hubiera terminado con aquello, sería más fuerte que nunca.


"La batalla más difícil muchas veces es contra uno mismo" 


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