El Karasuno iba aquella tarde de excursión a otro importante partido. En el autobús se podían escuchar los molestos ruidos y risillas de sus compañeros: Estaban entusiasmados con el partido contra el Nekoma. El niño emo y el niño con raíces eran unos grandes rivales junto a sus compañeros. Pero aquello a Tsukishima le daba igual, para él era tan solo un partido más. Sabía que era mucho más importante descansar y recargar energías antes de jugar con sus amigotes, y que después del partido le esperaba un bocata de chorizo preparado por su madre, y un delicioso Petisuí de postre.
Así que sin ninguna emoción, colocó los cascos en sus oídos, se puso el antifaz en los ojos, y durmió a pierna suelta todo lo que quedaba de viaje ¡Como todo un campeón!
"Y no voy a compartir el bocata con nadie" |
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