10/15/2020

Tsukishima es el más guay de su cole

 Tsukishima se encontraba atendiendo en clase como de costumbre; siempre había sido un alumno muy aplicado. Aquél año le había tocado estar en la misma clase que sus compañeros de volley, y eso a veces se le hacía ciertamente molesto. En varias ocasiones el capullo de Hinata venía andando hacía él sobre sus puñeteros zapatos luminiscentes, (aquellos que envidiaba insanamente), y le pedía consejo sobre la materia que estuvieran estudiando ese día.

    —Pues haber estudiado, ¡chincha rabiña! —Le contestaba Tsukishima con su típico aire de superioridad. Ya tenía suficiente con tener que ayudar a su novio con sus tareas para que encima más gente se aprovechara de su amabilidad.


El chico rubio sabía que era muy superior a sus amigos, pero hasta aquél día no había tenido oportunidad de demostrarlo. Él y sus compañeros iban a ver una película en clase y Tsukishima sabía que se acercaba su momento. La profesora ya había enchufado el ordenador, y solo faltaba un artilugio por encender.

    —¿Alguien alto puede encender el proyector?


Todos los compañeros se giraron hacia Tsukishima, quien portaba una sonrisa orgullosa en su rostro: ¡Era su momento! El chico rubio se levanto de su asiento con elegancia, después le regaló una mirada burlona a Kageyama, quien envidioso observaba al elegido realizar su camino. Acto seguido, le sacó levemente la lengua a su mayor rival: Hinata, quien simplemente reacciono impasible y derrotado, ya que sabía que jamás podría aspirar a aquél preciado destino. 

Tsukishima iba andando lentamente hacia el proyector, disfrutando, gozando cada uno de sus pasos, caminando sobre una alfombra roja imaginaria formada por los pupitres de sus compañeros.

El chico rubio llegó a su destino, y antes de encender el proyector, le dedicó un último gesto a la persona más importante en su vida: su novio Yamaguchi. 

    —Esta va por ti, cariño. —Susurró en dirección a su pareja mientras le lanzaba un beso.

    —¡Tsuki, tú puedes, eres el puto amo! —Le animó el pecoso desde su asiento.

    —¡Lo sé! —Sonrió orgulloso el chico rubio. Acto seguido, pulsó el botón del proyector y este se encendió.


Tras el gesto de Tsukishima, este, alzó los brazos victorioso. Había demostrado a sus compañeros lo útil que era "¡Chúpate esa, Hinata! ¡Puede que tú tengas unos zapatos luminiscentes chachipistachis, pero yo tengo un puñetero metro noventa de estatura, perdedor de las narices!" Pensó para sí mientras sentía la gloria al escuchar los enérgicos aplausos de su pareja.

    —¡Lo has hecho genial Tsuki! —Seguía animándole Yamaguchi a pleno pulmón.

    —Ya, solo alguien como yo podría haberlo hecho tan bien. —Le respondió mientras le otorgaba una última mirada de superioridad a Kageyama, como si de una indirecta se tratara.


Tsukishima se sentó en su asiento al lado de su novio y sonrió orgulloso. Gracias a aquella ardua hazaña, ahora sus compañeros no solo sabrían que era el más listo y el más guapo, sino también el más alto.


"El Yamaguchi y yo somos los mejores"


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